miércoles, 29 de febrero de 2012

Desde los balcones de Coímbra...

Poco a poco, sigo con mi intención de ir aprovechando el tiempo libre que tengo para ir conociendo esta preciosa parte de Iberia que muchas veces los españoles ignoramos. En esta ocasión el lugar a descubrir ha sido Coímbra; ciudad universitaria por antonomasia en Portugal, pues no en vano en ella reside una de las universidades más antiguas de Europa.

Situada a casi una hora de tren desde Aveiro, esta hermosa y antigua villa repleta de hermosas callejas paso a paso fue capaz de encantarnos mientras íbamos descubriendo el precioso artesonado de sus frías iglesias e investigando los maravillosos rincones que esconde su universidad; institución que refleja perfectamente la altura de miras de quienes decidieron apostar por la educación hace tantos años… pues no en vano, se halla ubicada en la cima de la colina sobre la que se sitúa esta ciudad a orillas del río Mondego y enormes son las cuestas que hay que subir para acceder a la universidad; aunque alguno de los que me acompañaban está en tan buena forma que incluso pensó que acabábamos de bajar cuando el resto estábamos casi ahogados tras ascender por una de sus pendientes. Salvando la sorpresa que entre nosotros produjo la gran anchura del mayor de los ríos que transcurre sólo por tierras lusas, el resto de la ciudad es como casi todas las ciudades portuguesas; pequeña y recogida, perfecta para verla en un día, además de melancólica y tranquila, respirando la serenidad de un fado.

P.D. Sí, Coímbra es maravillosa, pero el mejor de los recuerdos que de ella me traje no fue la típica sudadera de su universidad, tampoco la imagen de la hermosa sepultura del que fuera el primer rey de Portugal, ni tan siquiera la tranquilidad de un paseo junto a las aguas del río Mondego; sin duda alguna, lo mejor de Coímbra para mí ha sido la compañía y poder conocer la ciudad junto a mis chavales, que han aprovechado el puente del día de Andalucía para visitarme.

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