lunes, 5 de marzo de 2012

Desde los balcones de Lisboa (II)...

Porque hay ciudades que nunca se acaban de conocer, porque me ha resultado muy económico y, todo sea dicho, porque esta cuaresma estoy dedicando los fines de semana a conocer Portugal para así evadir de mi mente la melancolía y el añoro del perfume que embriaga a Sevilla por estas fechas… Y si estos no son suficientes motivos; porque me maravilla y me encanta la capital lusa, he estado un par de días viviendo la noche del Bairro Alto, asomándome a las maravillosas vistas del Castelo do São Jorge, sorprendiéndome con los rincones que oculta en cada esquina y acabando de descubrir el fantástico Parque das Naçoes.

Desde estas líneas podría relatar la hermosura del Monasterio dos Jerónimos, que cumple nada más y nada menos que 500 años e incluso podría exaltar el Chiado y sus ajetreadas calles; pero no, por comparación con mi amada Sevilla, en esta ocasión voy a sacar a relucir el buen uso dado a lo que dejó la Expo98 en Lisboa. Para ello no voy a sacar a relucir la genial estación de Oriente que combina perfectamente trenes, metro y autobuses; y tampoco voy a hacer hincapié en la magnífica integración de dicho espacio en la ciudad, por ejemplo dotando de vida a la zona con la conversión del Pabellón Vasco de Gama en un gigantesco centro comercial.


Lo único que voy a hacer es exaltar el precioso Oceanario de la ciudad, un edificio genialmente concebido y desde el cuál poder intentar hacerse una idea de cómo es la vida en las profundidades marinas. Para ello cuentan con un popurrí de las especies más representativas de los distintos mares: tiburones, focas, pingüinos, rayas, atunes… y un par de pececillos que me recordaron a Nemo; además de un lugar dónde poder hacerse una fotito poniendo cara de pescaíto, que me hizo acordarme de una chiquilla que conocí bajando de un autobús.

Evidentemente la idea que uno se puede hacer es ínfima comparada con la magnitud del medio marino y sus ecosistemas, pero sí es un perfecto lugar para la concienciación en pro de la defensa y la lucha por la conservación de nuestros mares y océanos. Por ello, pues nunca puedo olvidar a la vieja Hispalis, me acabé preguntando ¿qué es lo que ha pasado con el proyecto de acuario que había para la Cartuja? Puede que esté equivocado, pero casi seguro que ha caído en el saco infinito de las promesas incumplidas de nuestros queridísimos políticos.

2 comentarios:

  1. Felicidades por tus últimos post.
    Que envidia, deambular por Portugal.

    Si vuelves a ir al recinto de la eXpo98 no dejes de disfrutar del placer de tomar la sombra bajo la inmensa pérgola del pabellon de Portugal, un gustazo.

    Saludos

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  2. Muchas gracias por la sugerencia, la tendré en cuenta la próxima vez que vaya por Lisboa (no creo que tarde más de dos meses en volver :-))

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