lunes, 23 de junio de 2014

Fullereno

En este mes de junio el tema más frecuente de conversación coloquial entre amigos es, como cada Eurocopa o Mundial, el fútbol. Todo se relaciona con el fútbol, incluso es cansino hasta para quienes gustamos este deporte; o negocio, según a qué alturas de competición se mire. Sea como quiera que fuere, lo que es innegable es que levanta pasiones entre los aficionados hasta el punto de que si la Roja, el España, la Selección o como la quieran llamar, hubiese tenido mejor juego y no estuviese ya eliminada; no sería cosa de fachas en estos días lucir la bandera patria por las calles de los pueblos de la piel de toro.

Pues bien, como decía, todo en estos días se relaciona con el balompié, y una ciencia tan relacionada con la vida como la química no iba a dejar de tener algún tipo de relación con este deporte, y aunque también –muchas veces- en fútbol las hay, conste que no son fullerías como su nombre parece indicar; sino que los fullerenos son los balones de fútbol de la química.

Similitud del C60 -futboleno- y el balón de fútbol.
Junto al diamante y el grafito, son unas de las distintas formas alotrópicas del carbono. Estos alótropos -estructuras químicas distintas de algún elemento químico debido a la diferente disposición espacial de sus átomos- están compuestos de un número indefinido de átomos de carbono formando esferas geométricas. De todos ellos el más común y conocido es el Buckminsterfullereno, también conocido como futboleno, formado por 60 átomos de carbono (C60) en el que ninguno de los pentágonos que lo componen comparte un borde, al igual que la serie que inició el Adidas Telstar en el Mundial de Méjico´70. Aunque el balón de los químicos es sólo unas 100 millones de veces menor que los que reciben patadas ahora en Brasil.

Descubiertos en 1985 por los norteamericanos Robert F. Curl y Richard E. Smalley y el británico Harold W. Kroto –recibieron por ello el Nobel de Química en 1996- aún son objeto de multitud de estudios en campos muy diferentes debido a su enorme versatilidad: pueden ser utilizados como superconductores o semiconductores cuando se dopan con distintos elementos; son capaces de enjaular y transportar distintos átomos; son muy estudiados como inhibidores del virus del SIDA; son biológicamente activos para atacar el cáncer; o, por poner un último ejemplo para acabar, podrían ser un mejor almacenamiento para el hidrógeno que los hidruros metálicos.

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