lunes, 31 de marzo de 2014

Aniversario parisino

Esta pirámide alta y flaca de escalas de hierro, esqueleto gigante falto de gracia, cuya base parece hecha para llevar un monumento formidable de Cíclopes, aborto de un ridículo y delgado perfil chimenea de fábrica” fue como definió Guy de Maupassant, autor del libro Bel-Ami, a esta vieja dama que cumple años hoy. Ciento veinticinco, que se dice muy pronto; a pesar de que al principio todos la condenaban a un desmantelamiento seguro.

Un “esqueleto de atalaya” (Paul Verlaine, poeta, dixit) que nació para la Exposición Universal de París con unas medidas descomunales para la época, situándose con sus 312 metros como edificio más alto del mundo hasta 1930 en que fue construido la Torre Chrysler en Nueva York… Pero, ¿qué puedo contar que no sepáis del símbolo de París? Hay tantas historias y controversias que no sabría por dónde empezar, si por Gustave Eiffel y su conversión en torre para la ciencia como modo inicial de justificación para salvarla; o por Dietrich von Choltitz, el general nazi que desobedeció al mismísimo Hitler cuando le ordenó que la destruyese antes de que los aliados tomasen París.

Pues no va a ser nada de eso lo que cuente sobre tal monumento, porque París es una ciudad tan especial que hasta en la celebración ha dado su toque de originalidad al momento: Hoy, en el 125 aniversario de la Torre Eiffel, la noticia es que por primera vez una mujer se ha situado al frente de la alcaldía de esta ciudad, para más inri, una andaluza. Ana Hidalgo, gaditana nacida en San Fernando, fue ayer elegida como alcaldesa de París. Sí, una andaluza que además se honra de serlo, pues la alcaldesa parisina asegura que “Andalucía es mi tierra; París, mi ciudad; y Francia, mi país”, el país que le dio las oportunidades que en la vida España le negó a esta descendiente de exiliados durante la dictadura.

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