jueves, 25 de abril de 2013

El desastre de Aznalcóllar

Brecha de la Balsa de Aznalcóllar.
Eran las 3,30 de la madrugada del 25 de abril de 1998 cuando una llamada anónima informaba a la Guardia Civil de que había oído un gran estruendo en la zona del río Guadiamar… Lo había provocado la rotura de un muro de contención de la balsa de almacenamiento de residuos de la mina de Aznalcóllar. Una brecha de 50 metros en un dique de hasta 20 metros de espesor de material de desecho de la propia mina se vino abajo, dando paso a millones de metros cúbicos de lodos y fangos contaminados.

Quedaron afectadas  unas 5000 hectáreas de cultivos a lo largo de 63 Km. del río Guadiamar. Las aguas contaminadas llegaron hasta el Guadalquivir y el propio Parque de Doñana. La riada tóxica contaminó 50 kilómetros aguas abajo de este río con los metales pesados y aguas ácidas que se acumulaban en la balsa de residuos de la mina de Aznalcóllar y mató a decenas de miles de especies animales.  El panorama era desolador, aguas con pH 2 y saturadas de S, Zn, Cd, Pb, Cu y otros metales, pronto comenzaron a aparecer peces y cangrejos muertos en los márgenes del Guadiamar,… Aquel sábado de hace 15 años se tiñó todo de negro. Un vertido 100 veces mayor que el del Prestige. Fue el mayor desastre ecológico que se ha producido en España en los últimos tiempos.
Contaminación de la Cuenca
del Guadiamar tras el desastre.

Con urgencia se pone en marcha un Plan de Acción, que atienda los distintos problemas planteados. El objetivo fue controlar la riada, evitando riesgos para la salud humana, e impidiendo la entrada de las aguas ácidas en las numerosas zonas de cultivo y en otras de gran valor ecológico. Se  reunieron un amplio equipo de investigadores y técnicos, nacionales y extranjeros que, sobre el terreno, asesoran y supervisan los trabajos. Gestores y científicos, en una estrecha colaboración sin precedentes, desarrollan el diseño de una estrategia para controlar y remediar la contaminación minera, restaurar el río Guadiamar y definir un modelo de gestión de su patrimonio natural y humano.

Surge así una estrategia científicamente fundamentada, técnicamente factible y económicamente viable: la creación de un corredor ecológico, o Corredor Verde, que conectará Sierra Morena con Doñana siguiendo el cauce del río Guadiamar. Un corredor ecológico que permita acabar con el aislamiento de Doñana, conservar la diversidad biológica y favorecer la dispersión de animales y plantas.

Para hacer posible este proyecto fue necesario crear un sistema de control de la contaminación y completar la limpieza de los suelos y las aguas; continuando por recuperar la vegetación, la fauna y los ecosistemas del río y sus riberas, y crear un sistema de bosquetes, conectados por setos, muros y vías pecuarias. Al mismo tiempo, la puesta en marcha del Corredor Verde, supone favorecer el uso de los recursos, apoyando la agricultura y la ganadería sostenible, fomentando el turismo rural y de naturaleza y promoviendo la participación social y la implicación ciudadana en el desarrollo y la gestión del Corredor Verde. Cuatro líneas de acción y una estrategia de futuro.

De las casi 5000 hectáreas afectadas se retiraron en un tiempo récord 7 millones de metros cúbicos de lodos y tierras contaminadas y al menos 30 toneladas de peces muertos.

La limpieza de las zonas contaminadas por esta riada tóxica y la regeneración del Guadiamar para convertirlo en un corredor ecológico entre la Sierra Norte de Sevilla y las marismas del Guadalquivir, no ha tenido precedentes en Europa y se considera la mayor restauración hidrológica realizada hasta la fecha. Esta transformación de un río contaminado en un corredor ecológico requirió la compra de miles de hectáreas contaminadas y la construcción de equipamientos públicos en el nuevo Corredor Verde del Guadiamar.


Imagen comparativa del río Guadimar
tras el desastre y en la actualidad.
Lo que parecía una utopía se hizo realidad; los políticos se coordinaron a la perfección, ideando un plan para acometer correctamente los daños sufridos, y, por raro que parezca, oyendo las voces y sugerencias de la comunidad científica… Es evidente que ello no va a servir de precedente, pero ahí están los resultados; Casi todo está incluso mejor que antes del vertido y el corredor verde entre Doñana y la Sierra Norte de Sevilla es una realidad patente y llena de vida.

P.D. Sin embargo ese mirlo blanco que es la colaboración estrecha entre científicos, técnicos y políticos no se volvió a repetir cinco años después en el desastre del Prestige, en el que, como era de esperar, los científicos fueron ninguneados por los políticos… Creo que hay una clara diferencia en los resultados de uno y otro caso.

1 comentario:

  1. 15 años después quieren volver a abrir la mina... vergonzoso

    http://www.diariodesevilla.es/article/provincia/1562635/anuncian/concurso/publico/internacional/para/volver/explotar/la/mina/aznalcollar.html

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