lunes, 21 de septiembre de 2009

Año nuevo

Anoche la salve ante el Simpecado de Santa María del Alcor en la puerta de la capilla del Rosario no sólo puso punto y final a la gira, como denominan nuestros mayores a la romería, y a las fiestas patronales, también dio fin al calor del estío y para muchos, digan lo que digan los almanaques, al año. Hoy, día de año nuevo para los visueños, el otoño ha llegado. Haga el tiempo que haga, esta noche el corazón de los Alcores estará lleno de calles desiertas regidas por un frío helador. La cena de todos los hogares del Viso será puchero, y es que ya no habrá mayores tomando el frescor nocturno en la puerta de la casa. Tampoco podremos ver la Muela llena por la algarabía de jóvenes, que ya han repoblado las aulas de los institutos. Evidentemente no hace falta decir que los bares y tabernas locales están hoy cerrados por luto, se les ha muerto el verano…
Sí, el verano ha muerto. Siento anunciar tan triste noticia para muchos, pero es algo que no hemos podido remediar. A todos nos llega la hora algún día, y ayer, 21 de septiembre, murió el verano de 2009. En realidad esta es la crónica de una muerte anunciada, pues esta última semana ya ha estado dando síntomas de debilidad, mostrando continuamente que se aproximaba su hora. Lejos han quedado esos días en los que se encontraba esplendoroso y nos castigaba impasible con cuarenta grados centígrados (trescientos trece grados Kelvin) a la sombra. Ha pasado a mejor vida, pero peor aún es que no sólo él ha perecido. Desgraciadamente le han acompañado las tardes en la piscina y los viajes a la costa para disfrutar de un placentero baño en las playas de Cádiz, Málaga o Huelva. Dolorosamente ahí no se detiene la lista de pérdidas, el buen tiempo para quienes gustan de disfrutar del paisaje mientras practican un poco de deporte a lomos de una bicicleta también ha dejado de acompañarnos. Sé que no ha llegado de improvisto pero seguramente a todos habrá destrozado el fallecimiento de las noches apacibles, cálidas y serenas con su perenne invitación a degustar placenteramente el amargo dulzor de un refrescante líquido amarillento coronado por una pequeña capa espumosa, al que todos llamamos cerveza. Es una lástima, pero hay que asimilar sus pérdidas, pensar que la vida continúa y esperar que este recién nacido año nos depare un sinfín de emociones y alegrías.

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