martes, 5 de febrero de 2013

El tránsito

¿Quién de todos nosotros no ha paseado por alguna calle comercial del centro de alguna ciudad, Sevilla por poner un ejemplo? Seguramente ninguno dirá que no ha caído nunca en el popular tránsito entre tiendas, cafeterías, escaparates, bares y demás lugares a los que nos invoca la vorágine consumista que ha creado la sociedad, quizás debiera decir política o capitalismo, mientras nos adormece en la reclamación de los derechos que nos recortan para ajustar los números que ahora no salen por obra y gracia de los despilfarros que han desmedido y los sobresueldos que por detrás, o por debajo y en sobre bien cargado, han ganado.


Y, ¿quién de todos nosotros se ha detenido a observar un rato los transeúntes que discurrían de tienda en tienda, de fiesta o de paso hacia algún otro lugar por esa misma calle? Probablemente ninguno dirá que ha examinado ligeramente a quienes atraviesan la calzada ensimismados en la tarea que hasta allí los ha llevado como borregos presos de unos horarios y unas costumbres.

El ir y venir, aparente simple ruar de las personas por la calle, en el fondo conlleva muchos matices más; detalles no fácilmente apreciables en algunas ocasiones, saltando a los sentidos en otras muchas. Así conseguiréis ver claramente como en Sevilla los personajes dignos de la más mística entrevista del loco de la colina siempre suelen ser criaturitas que llevan ropajes del glorioso equipo verdiblanco; que las señoras suelen ir de compras con dos amigas, con las cuales repasan todos los detalles de lo que se planta ante ellas mientras ponen en común otros variadas y plurales pareceres de la vida que a ellas y no sólo a ellas concierne; sin olvidar los grupos de turistas de ojos rasgados dando vueltas al mapa, cual volante de un feriante coche loco, en busca de localizarse ellos mismos en la locura del nada cuadriculado callejero hispalense…

Sí, podría parecer una locura digna de un cotilla que tiene muy poco que hacer pero también podría aparentar las formas y maneras de un estudio psicológico de nuestra ajetreada, y descabezada en muchas ocasiones, sociedad; por lo que os invito a que algún día os detengáis durante una simple hora a determinar y cualificar las personas, personajes y personalidades que circulan en nuestras ciudades.

2 comentarios:

  1. El que se pare a analizarte a ti mientras trabajas en cualquier calle de Sevilla contando la gente que pasa, bien podría decir: "mira el negrito ese, parado en la esquina sin saber qué hacer, probesito..."

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  2. Es otra posibilidad, sería una de las muchas anécdotas del conteo... Al fin y al cabo de eso se trata.

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