Rescato del cajón del
olvido este viejo poema que hice hace tiempo… Sé que ni tan siquiera se acerca
a la más lejana definición de la crueldad del amor que llega y se va, que
permanece en un lado cuando en el otro sólo a veces de paso está; pero que
todos hemos conocido alguna vez y en alguna ocasión a todos nos ha herido, y es
mi pequeño homenaje a quien nunca ha dejado de ser una más de sus devotas:
Como
golondrinas a tu balcón
al brotar el azahar,
delirio e hilaridad en
eclosión,
llega sin avisar
para el tiempo parar.
Gracias y aromas rebozan
la vida
en continuas caricias
y perfume de rosas
abstraída,
tonada de leticias
en jardín de delicias.
En sus aguas inmerso,
seducido
por plácido relente,
nadando en suave compás
sostenido…
De compasión carente,
se marcha de repente.
Aparece un paisaje
nebuloso
de oscuros nubarrones
dejando con su paso un
silencioso
preguntar las razones
de añorar emociones.
De aquellas sedosas
brisas marinas
de un cruce de miradas,
de aquel cielo azul
entre golondrinas
sólo esperas ansiadas
quedan entre baladas...
Y suspiros repletos de
crueldad
mantienen sus latidos,
sollozos de falsa
tranquilidad
al escarnio podrido
del dardo de Cupido.
¡Ay!, sin la otra nunca
una será nada;
amarga y brutal ida,
compañera eterna de
perfumada,
fascinante venida
del amor a tu vida.
P.D. Seguramente muchos no
entendáis el mensaje. No voy a nombrar a nadie, pero florece esta poesía como
apoyo a una amiga que lleva bastante tiempo pasándolo mal por culpa de una
flecha perdida por el cegato hijo de Venus y Marte. Hechizo que algunos han
llegado a creer envenenado, magia en la que otros aún creemos siempre que él sea
lo suficientemente valiente como para aprender a asumir los errores por los que
ella debe ser lo bastante paciente como para aprender a perdonar, aunque hoy no
sea día dieciséis…
ESPECTACULAR D. ANTONIO.
ResponderEliminar¡¡¡¡EXALTADOR DE LA EUCARISTIA, YAAAA!!!!!!
Anda ya, soy muy nuevo para esas cosas.
ResponderEliminar