Suenan las Lágrimas de San Pedro
mientras hoy Sevilla está de enhorabuena, porque celebra el aniversario del
martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso con una de las noticias
de mayor relieve y alcance internacional en la cultura de la ciudad que duerme
a pies del Guadalquivir: Dos siglos después, el San Pedro Penitente de Bartolomé Esteban Murillo volverá a la iglesia
del Hospital de los Venerables, lugar del que nunca debió salir, de forma
definitiva.
San Pedro Penitente - B. E. Murillo
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Como todos podréis imaginar, dicha vuelta no se debe ni por casualidad a la gestión de algún político, sino que es la iniciativa privada quien de nuevo hace una importante obra de mecenazgo en Sevilla: Abengoa, a través de su filial cultural, la Fundación Focus Abengoa, ha sido quien ha asumido los costes de devolver dicha obra a su lugar original. Este magnífico cuadro perteneció a la colección particular del más célebre mecenas que tuvo el pintor sevillano, Justino de Neve, que lo donó en 1685 al Hospital de los Venerables. Y allí estuvo hasta que en 1810, el (pongan el calificativo que gusten) del mariscal Soult, lo expolió, al igual que tantas otras maravillosas obras como, por ejemplo, la famosa Inmaculada (ha vuelto a España, pero el museo del Prado mantiene el expolio) o el Nacimiento de la Virgen (el expolio lo llevó al Louvre y allí sigue), por citar algunas otras pinturas expoliadas de Murillo y del arte sevillano en general.
En esta impresionante pintura,
Murillo representó a San Pedro a la entrada de una cueva, orando mientras mira
hacia el cielo. A sus pies reposa un libro de gran tamaño que se relaciona con
las Santas Escrituras. Entre los elementos iconográficos presentes en la composición,
resaltan unas Llaves de San Pedro de gran tamaño, que algunos autores
relacionan con el segundo apellido del mecenas de Bartolomé: Justino de Neve
Chaves.
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