En pleno
siglo XXI la química va tomando cada vez más protagonismo en nuestro día a día.
Afortunadamente la mayoría de sustancias químicas se suelen emplear para la
mejora del bienestar social, pero hay otros muchos compuestos que pueden
ocasionar un gran daño y siguen siendo usados por las empresas con la
permisividad de los gobiernos. De entre todos ellos, en esta ocasión voy a
relatar los usos y peligros de un compuesto químico inorgánico que resulta ser
uno de los más usados: el ácido oxhídrico.
El ácido
oxhídrico es una sustancia incolora, insípida e inodora que causa la muerte de
miles de personas todos los años. La gran mayoría de esas muertes es debida a
la inhalación accidental, pero sus peligros no se limitan a esto, pues la
exposición prolongada de los tejidos vitales a su estado sólido provoca muy
severos daños; además hay otros peligros inherentes a esta sustancia que no
deberíamos pasar por alto, pues forma parte importante de gran cantidad de
contaminantes químicos ambientales y venenos.
Los síntomas
de la ingesta de este compuesto incluyen una intensa sudoración, micción excesiva, sensación de hinchazón, nauseas, vómitos y
desequilibrios de los electrolitos corporales. Pero lo más grave es que se le
han detectado propiedades adictivas, siendo tan fuertes que quienes hemos
desarrollado su dependencia (redacto este artículo porque me he dado cuenta que
involuntariamente me he convertido en un adicto al ácido oxhídrico) tenemos la
muerte asegurada si abandonamos su ingesta. Así de dura es esta sustancia. Pero no todo
queda sólo ahí:
- Es considerado el principal componente de la lluvia ácida.
- Es uno de los más importantes gases asociados al efecto invernadero.
- Contribuye de manera muy importante a la erosión del terreno.
- Ayuda en la corrosión y oxidación severa de muchos metales.
- Suele provocar fallos eléctricos y electrocuciones.
- Un exceso en su uso agrícola hace perder cosechas enteras.
Lo peor es
que la contaminación por ácido oxhídrico es ya global, pues se han encontrado
grandes cantidades de este contaminante en ríos, lagos y mares de todo el
mundo, además de en la Antártida e incluso en las cumbres del Himalaya.
Ahora muchos
os preguntaréis, si tan dañino es, ¿por qué no se prohíbe? Creo que sobran las
explicaciones pues la razón es la de siempre, el dinero, el hijo puta dinero.
Basta decir que, a pesar de los grandes peligros que conlleva su uso y
manipulación, todos los países (España por supuesto) tienen grandes depósitos
de almacenamiento de este compuesto y que en algunas naciones incluso hay una
sofisticada red de canalizaciones subterráneas con las que distribuyen grandes
cantidades entre la población que ya es adicta a dicho compuesto químico. ¿Por
qué? Es fácil, entre sus usos están los siguientes (pongo ejemplos españoles):
- El ejército lo emplea en la propulsión de una ingente cantidad de submarinos, fragatas, barcos e incluso el buque de proyección estratégica Rey Juan Carlos I (L-61), nave insignia de la Armada Española.
- En la distribución de pesticidas, aunque el producto sigue estando en el alimento incluso después de su lavado.
- En la refrigeración de las centrales nucleares.
- El gobierno lo usa frecuentemente como agente antidisturbios.
- Como retardador de ignición.
El gobierno
español, ¡vaya tela Mariano!, se ha negado rotundamente a prohibir su uso y
distribución a pesar del gran peligro que lleva adscrito esta sustancia debido
a “su gran importancia para la salud económica del país”. Por ello desde muchos
sitios de internet se está haciendo un llamamiento para concienciar a las
personas y que se manifiesten por una rápida prohibición de tan peligrosa
sustancia.
Para más
información pueden mirar en este enlace (en inglés), o también pueden buscar la
más variada información en internet sobre el ácido oxhídrico, el monóxido de
dihidrógeno, el hidróxido de hidrógeno o el óxido hídrico que son las formas de
nombrar químicamente este compuesto, aunque vulgarmente también se le conoce
como agua.
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