Considero
que visueño no es sólo quien ha nacido en el Viso, es todo aquel que siente al
Viso como parte de su ser, que se emocione cada vez que oiga hablar de este
bendito pueblo y sus costumbres, de sus devociones, de su forma de ser… Por poner
un par de ejemplos fáciles de entender, visueño podría ser quien sin saber por
qué, siente la imperiosa necesidad de venir cada 12 de septiembre a ver a la
Reina de los Alcores paseando por sus calles; o quizás también podría aplicar
el gentilicio de las gentes del Viso a un alemán cualquiera que pudiese
encontrar en algún lugar perdido del mundo y al oírme hablar me pregunte de
dónde soy; al oírme decir de Sevilla, pregunte de qué parte; al oírme decir de
un pueblo, me interrogue sobre qué pueblo; y al oírme decir de El Viso, me
saque unas estampas de la Virgen de los Dolores y el Cristo del Amor a la vez
que dos lagrimones resbalan por mis mejillas.
Cartel de las Fiestas Patronales 2013 Obra de Juan José García Rodríguez |
Ya tuvimos un pequeño anticipo con la presentación del cartel de las fiestas patronales y aunque mañana sea día de San Bartolomé, 24 de agosto, para las gentes de este rincón de los Alcores al que llamamos Viso será el primer día de septiembre; el mes mariano por antonomasia en nuestro pueblo, porque este período de fin de las cosechas es una época de alegrías que hace emanar el fervor de un pueblo a su Santa Madre, la Virgen. Así, puesto que llega el mes visueño por excelencia, me gustaría felicitar a este pueblo que profesa devoción a Santa María con estas dos décimas que espero que os gusten:
Un rumor al aire asoma
para plasmar un preludio,
dichoso y radiante augurio
que seduce con su aroma.
Un revuelo que no es broma,
es la caricia de un sueño,
un sentimiento sin dueño
que llena septiembre en gloria
cuando una jaculatoria
implora el pueblo visueño.
Un rezo de escalofrío
que estalla en vivo alborozo
y nos embelesa en gozo
cuando agoniza el estío.
Llana oración con trapío
que honra la humilde osadía
y la gentil valentía
de ufana mostrar a tu Hijo
sin temer al Crucifijo,
¡ay! Dulce Virgen María.
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