Perfecta definición a cargo de Luis Manuel Fernández de la dualidad de una ciudad que
vive en primavera a dos aguas entre la Semana Santa y la Feria (de Mayo en 2014). Porque no cabe
mejor descripción de las fiestas primaverales que decir que son un estallido de la vieja
Híspalis en pétalos de alegrías, sean de una tibia rosa de cera color champán
sobre un pasionista damasco morado, sean de un festivo clavel rojo sangre de
toro sobre lonas que hacen guiño a otra de las sevillanas dualidades: glorioso verdiblanco
frente al rojiblanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario