Y, ¿quién de todos nosotros se ha detenido a
observar un rato los transeúntes que discurrían de tienda en tienda, de fiesta
o de paso hacia algún otro lugar por esa misma calle? Probablemente ninguno
dirá que ha examinado ligeramente a quienes atraviesan la calzada ensimismados
en la tarea que hasta allí los ha llevado como borregos presos de unos horarios
y unas costumbres.
El ir y venir, aparente simple ruar de las personas
por la calle, en el fondo conlleva muchos matices más; detalles no fácilmente
apreciables en algunas ocasiones, saltando a los sentidos en otras muchas. Así
conseguiréis ver claramente como en Sevilla los personajes dignos de la más
mística entrevista del loco de la colina siempre suelen ser criaturitas que
llevan ropajes del glorioso equipo verdiblanco; que las señoras suelen ir de
compras con dos amigas, con las cuales repasan todos los detalles de lo que se
planta ante ellas mientras ponen en común otros variadas y plurales pareceres
de la vida que a ellas y no sólo a ellas concierne; sin olvidar los grupos de
turistas de ojos rasgados dando vueltas al mapa, cual volante de un feriante coche
loco, en busca de localizarse ellos mismos en la locura del nada cuadriculado callejero
hispalense…
Sí, podría parecer una locura digna de un cotilla
que tiene muy poco que hacer pero también podría aparentar las formas y maneras
de un estudio psicológico de nuestra ajetreada, y descabezada en muchas
ocasiones, sociedad; por lo que os invito a que algún día os detengáis durante una
simple hora a determinar y cualificar las personas, personajes y personalidades
que circulan en nuestras ciudades.
El que se pare a analizarte a ti mientras trabajas en cualquier calle de Sevilla contando la gente que pasa, bien podría decir: "mira el negrito ese, parado en la esquina sin saber qué hacer, probesito..."
ResponderEliminarEs otra posibilidad, sería una de las muchas anécdotas del conteo... Al fin y al cabo de eso se trata.
ResponderEliminar