Aunque un servidor no sea precisamente el paradigma
de buen rociero, la ocasión merece la pena porque seguramente, al ver la imagen
que hay bajo estas líneas, muchos visueños sientan familiaridad con la carreta
que enmarca la imagen de Nuestra Señora del Rocío del Salvador.
miércoles, 21 de mayo de 2014
miércoles, 7 de mayo de 2014
Sinfonía Nº 9 in D menor Op 125 Coral
En 1817 la Sociedad Filarmónica de Londres encargó
una sinfonía que no fue estrenada hasta 1824, concretamente hasta un 7 de mayo
de 1824 en el Kärntnertortheater de Viena. El primer músico que vivía de sus
composiciones había estrenado su anterior sinfonía, a la que llamaba “pequeña
sinfonía en fa”, diez años antes y hasta entonces no había subido a ningún
escenario. El público estaba ansioso de ver la que se estimaba que sería la
última aparición pública del genio, dada su avanzada edad y el continuo aquejar
enfermizo que lo aturdía. Además, sabido era que al músico le había costado
especial trabajo el hallar la fórmula correcta para musicalizar el poema “An
die Freude” de Friedrich Schiller, versos que intentaba incluir en su obra
desde 1793. Por todo lo anteriormente dicho había una gran expectación ante lo
que se sabía que sería una gran obra.
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